miércoles, 23 de noviembre de 2011

Cuando la crítica deja de ser crítica y se hace cómplice del statu quo

Sobre Carta Abierta X (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-181845-2011-11-23.html)

Por Ariel Feldman

Empalagado por el lirismo de Carta Abierta X uno no puede más que preguntarse qué impide a que tan cavilado tejido de palabras pueda nombrar con sus nombres al modelo agroextractivo como pilar de "El Modelo", al gobernador de “la capital del kirchnerismo” el radical K Gerardo Zamora, al Poder Judicial provincial, al Gobierno Nacional que ostenta el poder del estado.

Carta Abierta X es un ejemplo de cómo fetichizar un fenómeno por el sutil mecanismo en que a la vez que se pretende visibilizar una realidad vergonzante, o impugnar una posición retrograda, se soslaya el conjunto de relaciones y de actores que realmente puede develar aquella injusticia. Su prosa es efectiva como discurso ideológico precisamente porque no niega obtusamente el dolor, sino que expone la injusticia, pero lo hace de forma abstracta. Nos coloca un árbol ante los ojos ocultandonos el bosque, falseando el ocultamiento en visibilización. Su discursividad constituye la expresión sutil del modelo de comprensión de los fenómenos que el progresismo con sinceras expectativas en el gobierno ha desarrollado para justificarlo y justificarse: es el modelo racionalista del “mejor de los mundos posibles” donde todos los fenómenos que se identifican como negativos lo son en función de una totalidad que no puede más que contenerlos para poder ser en su positividad: Así la burocracia sindical es necesaria para la estabilidad, la regresividad impositiva para el desarrollo de la inversión, los salarios bajos para la competitividad, la obsecuencia de la prensa amiga para la batalla contra los monopolios mediáticos, etc. Si este modelo racionalista empieza a mostrar grietas y se comprenden como injustificados ciertos fenómenos, y de esto Carta Abierta tambien es un ejemplo, se asumen entonces esos aspectos negativos de forma diseccionada, en tanto accidentes del sistema y nunca como determinaciones de lo que es. Así, en Carta Abierta X todo lo que el Estado a través del Gobierno legisla magramente por decreto o impulsa en el parlamento en detrimento del “mercado” (ínfimo porcentaje, frente a la legislación pro-empresarial, que poco y nada ha tocado la estructura productiva de bienes y desigualdades del país) expresaría paradójicamente el Zeitgeist (el espíritu de la época), la esencia de este gobierno y de su “proyecto”, mientras que las consecuencias sociales producto de su “Modelo” basado en la precarización laboral (competitividad por bajos salarios, la lucha de los precarizados y el primer Ferreyra) y el modelo agroextractivo ( es este gobierno nacional el que se propone aumentar las exportaciones argentinas mediante el aumento a 160 millones de toneladas la cosecha de granos para el año 2020, para lo cual precisa ganar más terreno para la plantación de soja, la estrella de los commodities, lo cual implica el desmonte y las consecuente muerte de resistencias como las encarnadas por el MOCASE, y el segundo Ferreyra), parecen páginas de diarios "alucinados" y culpa de una "epistemología de negocios", donde por un pase de magia ideológico el Estado, que se vanagloriaba tan presente, de repente desaparece de la escena y del análisis (quedando su presencia a lo sumo en sustantivaciones indeterminadas del tipo “complicidad con jueces o mandos policiales y políticos”).

El Principio Esperanza que citan, el de Bloch, no era para el autor ni ciego ni indeterminado, y su lirismo intentaba quebrar la sombra que la palabra temerosa, o perdida de sí, proyecta sobre el dolor. La esperanza se basa en la comprensión de la injusticia, no en el nombramiento in-mediato del nombre, de Ferreyra; se basa en la crítica que hiere la injusticia de la realidad, no la crítica que embellece la injusticia como paradoja. Precisa el Principio Esperanza el nombrar que expone, el nombrar que intenta poner el dolor de muchas singularidades en relación con una criminal totalidad que se nos escapa pero organiza nuestra existencia. A Adorno y Horkheimer les alcanzaba un campo de concentración para sacar una conclusión universal sobre su época no por ser Auschwitz sólo epítome del horror, sino porque entendían la barbarie nazi como expresión de la esencia de lo que había devenido la razón europea: si el exterminio hubiese sido obra de una hipnotizada secta religiosa, pobre significación tendría. Los Ferreyra permiten sacar conclusiones porque no son muertes caprichosas realizadas por alucinados y sedientos capitalistas trasnochados en la ya diurna luz Kirchnerista, sino que esos cuerpos jóvenes, como los cuerpos viejos Qom, como los cayosos del Indoamericano, son los desechos de la historia de un modelo que no puede sino tener a estas víctimas como consecuencia, y eso deben decirlo con todas las letras aun los quq apoyan los aspectos progresivos que este gobierno sí tiene, aspectos entre los que seguramente no estarán su política frente a la precarización laboral, los agronegocios, el desmonte, la política minera, la judicialización de la protesta, la política gremial, el intocado, vergonzante y regresivo impuesto al consumo de productos básicos combinado con la magra performance del impuesto a las ganancias e ingresos brutos, la política de seguridad de la provincia de Bs As, el negocio del juego y los casinos, etc., etc., etc.

El papel que ha cumplido Télam (http://www.telam.com.ar/nota/7745/ y http://www.telam.com.ar/nota/7599/), Pagina/12 con censura incluida (http://www.anred.org/article.php3?id_article=4578) y Carta Abierta ante la situación en el monte santiagueño amerita unas lineas finales sobre el pensamiento crítico y su enarbolación. Es de esperar que los indignados ante las ideológicas coberturas de “los medios monopólicos” no tengan su indignación fetichizada y puedan mostrar su indignación ante la violencia que la palabra oficial ejerce sobre la realidad de forma dolorosa y continua. La crítica es orgánica a la injusticia, al dolorreal, a los vilipendiados, orgánica a los muertos y a los vivos que resisten la muerte, es la grieta que abre la trama sedosa del discurso que oculta la sangre real. Cuando la crítica se hace orgánica no ya a las heridas que la realidad infringe sino a un discurso sobre la realidad, se vuelve necesariamente heterónoma, deja de ser critica y se hace cómplice del statu quo.

Saludos

a

2 comentarios:

sonia kovalivker dijo...

espectacular.

Anónimo dijo...

Qué bien, Ariel.